Las raíces del presbiterianismo pueden seguirse hasta remitir a la teología de Juan Calvino
(1509-1564), el líder de la Reforma protestante en Ginebra. Calvino quería establecer una Iglesia gobernada por el principio
del Nuevo Testamento que habla del ejercicio del anciano. Pero, a la postre, Calvino y los primeros teólogos reformadores
no insistieron en que el presbiterianismo fuera la única forma de gobierno eclesiástico avalada por la Biblia. Esto ha permitido
algunas variaciones dentro de la forma de gobierno eclesiástico calvinista y ha propiciado la tolerancia hacia políticas diferentes
de otras confesiones. Por ejemplo, muchas iglesias congregacionalistas y baptistas se consideran calvinistas en el plano teológico
pero no son presbiterianas.
Desde sus inicios, la tradición reformada fue la más internacional de todas las ramas
del protestantismo. Se extendió con rapidez desde Ginebra hacia Francia, Alemania y Holanda, y desde allí hasta Europa del
Este, las islas Británicas y Norteamérica. Cuando los calvinistas organizaron iglesias presbiterianas en la Europa continental
las denominaron reformadas; en las islas Británicas y en Norteamérica se llamaron presbiterianas.
Hasta
el siglo XIX, las mayores fuerzas del presbiterianismo estaban en Gran Bretaña, Holanda y América del Norte; pero con la rápida
expansión de la actividad misionera a partir de 1800 se establecieron iglesias presbiterianas o reformadas en todos los continentes.
Hoy, los miembros anglófonos de la Iglesia presbiteriana reformada representan una minoría y existen importantes congregaciones
en Asia, África, Latinoamérica y otras regiones del planeta.
Juan Calvino (1509-1564), teólogo, reformador religioso
y humanista francés. Su teología (denominada de forma genérica calvinismo) le convirtió en el principal exponente de las doctrinas
cristianas al amparo de las cuales surgieron buen número de las Iglesias reformadas protestantes.
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